El Reloj
Por Leonel Puente Colin - 31 de Agosto, 2008, 18:09, Categoría: Paquete Cuento
Miraba todo el día el ruidoso reloj que tenía sobre el buró, no despegaba un instante los ojos de las manecillas. En realidad no le importaba nada de lo que pasara alrededor, lo que no podía variar era el ritmo preciso con el que el segundero, el minutero y el horario avanzaran. Tic-tac, tic-tac, tic-tac... Alguna vez en el pasado, este reloj tuvo que ser cambiado; porque hubo otro que cayó al suelo y se averió irremediablemente. Cuando eso sucedió, durante meses no abrió los ojos hasta que a alguien se le ocurrió que el nuevo reloj debería tener un volumen alto para que él lo escuchara y decidiera reaccionar. Treinta años de edad tenía y llevaba más de la mitad en ese estado aletargado. Nadie, ni el doctor, sabía qué le había pasado para entrar en ese estado letárgico. "Esquizofrenia catatónica" sería el diagnóstico más adecuado, pero ninguna explicación. Su rostro era hermoso, casi divino, decían las enfermeras. Su cuerpo, aunque delgado y frágil por falta de movimiento, de haber tenido un desarrollo normal, también hubiese obtenido tales calificativos. Una de ellas, la enfermera que lo atendía en el turno nocturno, a menudo, cuando hacía el amor con su feo y gordo esposo, trasladaba aquel cuerpo y aquel divino rostro hasta su piel: sólo así conseguía tornar la repugnancia por un poco de placer. Aquel hombre, postrado en cama por razones misteriosas, miraba todo el día aquel ruidoso y exacto reloj. Tenía pagada de por vida su estancia en el hospital, pero nunca recibía visitas, ni su familia ni amigo alguno aparecía por ahí. Cierto que tenía un nombre y apellidos, pero no era más que un número, un dato, un expediente, un enfermo, un loco más.
Leonel Puente 31-Agosto-2008
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Etiquetas: LITERATURA, cuento, reloj, reloj, Chobojos, proyecto cultural chobojos |
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