
¡Caballeros!, por ella, hubiese sido capaz de robar las estrellas más brillantes que hay en el firmamento y colgarlas en su cuello como pedrería fina; de los más inhóspitos baldíos, hubiese hecho brotar los claveles más rojos y perfumados que pudiese ella imaginar; a la gigantesca luna de queso, le hubiese arrancado con mis propias manos enormes trozos de su redonda figura, con tal de que ella probara los más exquisitos bocados; y hubiese sido capaz de hacer lo que nadie ha hecho: "acabar con el mismo Dios"; para ver si así ella me amaba; sin embargo, todo ha sido parte de un: “HUBIESE”...ella nunca quiso lo que yo podía ofrecerle.
***rObErtO TrEjO***