
Las personas ya no creen en la magia;
Se ha acabado la ilusión y la esperanza,
ni qué decir de la inocencia y la justicia.
Las hadas ahora son sólo remembranzas.
Sin embargo, todavía hay quienes sueñan
y construyen bellos castillos en el aire;
El entorno los afecta, mas se empeñan,
aún sabiéndolo: para ellos ya es tarde.
Con el corazón remendado sin cesar,
avanzan por el mundo todavía sonriendo.
Sintiéndose aún con capacidad de amar,
a sus esperanzas se la pasan reviviendo.
Es a estos seres que entre el dolor
siguen creyendo en las personas
y con fervor van luchando por amor,
la luz buscando en las oscuras zonas...
Es a ellos que con trabajo se levantan,
a quienes me gusta llamar hadas urbanas.
Pues sueñan, esperan y a veces alcanzan;
Creyendo, a pesar de las naturalezas vanas.