El oleaje de tu vestido alegre
alcanza el crepúsculo
de tus ojos.
Tus lágrimas
dan un manotazo al mar
que se levanta próspero
en la libertad de sus aguas.
Me sumerjo
en la boca de tus olas.
¡Cántale al vestido alegre
que se pega a tu cuerpo!
El océano brama
ante el éxtasis
que ha llegado!