Quiero que tus labios apresen los míos Que mi boca se pierda como si no hubiera existido y que surja de nuevo, como si acabases de crearla... Como si fuera solo una extensión de la tuya, Tuya-mía-tuya. Sin fin. No existir sino como el predicado de tu oración, empezando por la acción, divino verbo... Convertirlo en sacrilegio. Vuélvete infiel por un momento y traiciona mis límites y abarca mis fronteras. Tan dentro que solo haya obscuridad por un momento, Olvidémonos la luz y la sombra y vayamos en pos del momento absoluto... No regreses jamás a tus Dioses de cuerpo y sangre. Toma el vino de la mía y conságralo. Mayo... siempre mayo...
Vaya manera de dar, Dios, ¡gracias! Estos pasos de la infancia representan la abundancia, pues de niño, las riquezas son del alma. Estos pasos de Conquista, de complicidad divina de un angelito anarquista que no entiende de rutina son de imponente presencia inquietantes en momentos pero dejo en manifiesto que estos pasos llevan ritmo de una danza que da vida y una risa que los sigue guían el alma día a día por una senda divina. ¡Bendita sea tu Conquista!
Asociación de cómo los seres son condenados a muerte.
Por Andrés Cisneros de la Cruz*
A este perro de gamuza rasgan el pellejo
le jalan la cresta, de la pelambre quemada;
le hincan ganchos, unas pinzas
le retuercen el lomo a este xoloitzcuintle plebeyo.
Qué extraña bestia –mitad hambre-mitad muerte.
Le amarran las patas –para evitar que huya –le envenenan la voluntad.
Y sabe que incluso en el destierro de su mente
está condenado por un más allá de sí mismo.
Pero le ahogan para que no gima, lo revientan en la jaula
y todos le miran aullar encerrado en esta muerte que no le pertenece.
Será sacrificado porque él es Peligro
y el Mundo puede ser destruido si contagia su Rabia
pero (sobretodo) porque es capaz de usarla
para morder con alegría
y salvarse.
*No. 17 Edición especial de Metáfora (Hoja de Poesía, Mayo 2009)
El autor de éste texto, Andrés Cisneros de la Cruz, es miembro del consejo editorial de dicha publicación y de la editorial Verso Destierro. Amablemente ha cedido a El Círculo Azul la autorización para publicar estos versos desterrados, descarnados y rabiosos. Probablemente vuelva a colaborar con nosotros, mientras tanto, aquí nos deja una muestra de su labor.
Cuando dos almas vírgenes funden tiempos, rebasando los límites de la naturaleza convencional; no hay amor más castigado, que el que lleno de fuego, se tiende a apagar, callando al corazón por temor al qué dirán.
Cuando enmudece su lengua y sus ojos viran sin parar, la pasión se hace ambigua y se comienza a desplomar; no hay amor más confundido, que el que envuelto en deseos observa su cuerpo y el que es su par sin comprenderlo los demás.
Temiendo los ojos furiosos que al son de la ira, su amor pretenden borrar; no hay amor más lastimero, que el que voltea a los cielos implorando piedad; tornando la cara hacia quien se ama, por favor, ¡dejarles en paz!
Perdiendo su cristalina mirada con las manos entrelazadas, a cada azote la sangre brota, a cada golpe la lágrima se acaba, aún muerta la sangre al suelo se viene a unir; no hay amor más lastimero, que el que no se puede discutir, que el que al desafiar la moral, en ella encuenrta su fin.